Cubano de nacimiento, eligió Uruguay como su hogar en el mundo. Abstracta ha sido clave para que su migración se convirtiera en un proceso lleno de esperanzas para, paso a paso, cumplir sus metas y soñar cada día más en grande.
Durante su niñez, sus respuestas fueron cambiando cuando le preguntaban qué quería ser cuando fuera grande, pero todas tenían un denominador común: quería “trascender”. El sueño de Arcadio Abad Márquez era ser recordado por algo grandioso, glorioso. Y lo sigue siendo. Quiere aportar, destacar, y dejar huella.
Cubano de nacimiento y uruguayo por elección, Arcadio nació en Camagüey, la provincia más extensa de Cuba y a su vez una de las menos pobladas. No casualmente llegó a Uruguay, lo cierto es que Camagüey tiene varios puntos en común con el paisito: es la provincia más llana, se caracteriza por ser tranquila, y su principal fuente económica es la ganadería.
Su infancia estuvo atravesada por la profunda crisis y depresión económica que vivió Cuba a principios de la década del 90, en el conocido “Período especial”, originado con la disolución de la URSS.
“A golpe de esfuerzo, creatividad y sacrificios, mis padres lograron que mi hermana y yo no pasáramos necesidades. Ahora, de grande, puedo comprender todo lo que tuvieron que lidiar y lo difícil que debe haber sido no poder garantizar muchas cosas a la familia. Hoy los admiro y quiero mucho más por eso, les estaré agradecido toda la vida”, esbozó.
Lo que Arcadio no sabía en aquella época era que, tal como diría el sociólogo francés Pierre Bourdieu, esas vivencias y aprendizajes que estaba incorporando se le estaban haciendo cuerpo, es decir estaban empezando a formar parte de su ser y de su sistema de percepción y apreciación de prácticas. Esos aprendizajes se quedarían con él para toda la vida.
“Aprendí a nunca dejar de reír, a no darle tanta importancia al dinero o a lo material, a ver lo positivo de cada momento y lo bello en lo más sencillo. Para mí: esa es la receta para ser feliz”.
Agradecido, analítico, modesto, y siempre pujante, su espíritu positivo se palpita cada vez que alguien está a su lado. Es una sensación que fácilmente se expande e impregna en los poros de quienes lo rodean. Y así, sin notarlo, va logrando concretar cada día su más profundo anhelo, el de dejar huella y trascender.
Formación y migración
Arcadio estudió Ingeniería en Ciencias Informáticas en la Universidad de las Ciencias Informáticas en la Habana, Cuba. Cuando estaba en su último año de cursada, conoció a su actual esposa, quien por entonces estaba iniciando su carrera en la misma universidad.
Al finalizar su ingeniería, en 2008, obtuvo el premio a los “graduados más integrales” de los Premios Mella, y le propusieron desempeñarse como profesor en la Universidad. Trabajó allí durante 7 años, lapso en el que descubrió su pasión por la docencia. En paralelo, trabajó en una empresa de desarrollo de software. En 2014, se graduó como Master en Informática Aplicada a la Gestión Medioambiental en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas.
¿Cuándo te fuiste de tu país de origen y por qué?
En 2015, vivía en un apartamento dentro de la universidad junto con mi actual esposa, con todas las condiciones necesarias, pero no era el lugar indicado para formar una familia debido a que solo podía permanecer allí mientras trabajara en ese lugar. Y, cuando se trata de familia, es crucial poder mirar a largo plazo y planificar.
Con ese objetivo claro, las opciones que teníamos eran alquilar, lo cual nos resultaba imposible por un tema de presupuesto, o vivir con alguno de nuestros padres, que no era algo que anheláramos. Teníamos varios amigos que habían emigrado o que pensaban hacerlo, y nos motivaron a tener en cuenta esa opción.
El primer plan fue ir a Ecuador ya que es más cerca de Cuba y con el mismo clima, pero a mitad de proceso Ecuador suspendió los convenios migratorios y algunos amigos que ya estaban en Uruguay nos comentaron acerca de la vida en Uruguay. Entonces decidimos redireccionar nuestros objetivos un poco más al sur de América.
¿Cómo fue la migración para ti?
Venir a Uruguay fue posiblemente la decisión más valiente que tomé en mi vida: dejé atrás no solo una familia y un país, sino también una forma de vida, la única que conocíamos, la seguridad de saber cómo funcionan las cosas y de tener una red para recuperarnos si las cosas no salían bien.
Llegamos a Uruguay con lo que teníamos en las maletas, con lo que temíamos y soñábamos hecho un nudo en la cabeza, y con un vacío en el pecho al que muchos llaman nostalgia, y aún no logramos llenar. La mayor fuerza la obtuve de los amigos: vinimos en grupo y, como columnas romanas, no dejamos que ninguno flaqueara, haciendo que cada etapa fuera disfrutable.
No traíamos mucho dinero y, había que conseguir trabajo antes de que se acabara.
Sus únicas referencias de Uruguay hasta ese momento eran Mujica, Luis Suarez, Galeano, Benedetti y Quiroga, pero la realidad es que hasta antes de viajar, Arcadio no conocía nada sobre su destino, ni siquiera el punto exacto en el cual se hallaba en el mapa.
Cuando le comentaron sobre este país, se puso manos a la obra e investigó hasta encandilarse: “Me impactó lo que decían del nivel de vida, comparándolo con países nórdicos; también leía que era uno de los países más seguros de América, aunque algunos lo cuestionen; y que tenía un buen mercado en la informática, con desempleo 0. No hizo falta más para convencernos, y la facilidad para obtener los papeles de residencia claramente también influyó”.
Arcadio llegó a Uruguay en septiembre de 2015 junto con su esposa. Casi instantáneamente, se enamoraron de la tranquilidad del país, del acento rioplatense, la educación de la gente, las estaciones marcadas, y muy especialmente de todas las posibilidades que le ofrecía el país para poder comenzar una nueva vida, “echar raíces”, y conformar una familia.
“La mejor parte de la migración fue sin dudas zambullirme sin careta en una nueva cultura, recuerdo los mails que mandaba a mi familia relatando mis aventuras en otras tierras como si fuera Marco Polo. Todo era novedoso”, recordó.
“Podría hablar de lugares preciosos, de oportunidades y realización, pero sin dudas han sido las personas las que me han hecho sentir en un nuevo hogar, y el 90% de Uruguayos con los que he compartido son abstracteros. Lo más difícil fue, y sigue siendo, estar lejos de nuestra familia. Saber que no contaremos con todos ellos en la formación de nuestros hijos es muy duro”, continuó.
Como bella carta de bienvenida, tan solo 3 meses después de llegar comenzó su camino en Abstracta. Una amiga cubana le comentó que varias personas se tomarían licencia por un mes a fin de año, y lo recomendó para ingresar. “No desperdicié la oportunidad para mostrar que quería quedarme. Luego del mes, me propusieron seguir y sentí una satisfacción inmensa, como la que deben sentir los que encuentran un oasis en el desierto cuando temen morir de sed”.
La construcción de un líder
Arcadio descubrió que el testing de software era mucho “más grande, interesante y prometedor” de lo que pensaba, y pronto comenzó a dar charlas, talleres y cursos. Actualmente, se desempeña como líder de testing de software de diferentes equipos, en proyectos variados.
Hasta el momento, ha liderado ya a más de 10 testers de software en sus trayectos. Y desde hace 5 años deleita a toda la familia abstractera con su poesía mediante lo que ha llamado “Las décimas de Arcadio”.
“Le propusimos ser líder por su compromiso y talento, además de sus ganas de proyectarse y construir este proyecto llamado Abstracta. También por su complementariedad con el equipo”, enfatizó Matías Reina, co-CEO de Abstracta.
“Cuando pienso en Arcadio, pienso en la alegría con que encara cada desafío, desde que se convirtió en Evangelizador de nuestro producto GXtest hasta cada proyecto que le ha tocado liderar. Siempre busca el modo de formar un solo equipo con todos los involucrados en cada proyecto, y trabajar para agilizarnos tanto en las ceremonias y formalidades como en la forma de pensar”, destacó.
Y añadió: “También me resulta inevitable pensar en su poesía, en cada oportunidad que nos ha regalado su talento para expresar en bonitas palabras lo que muchos pensamos”.
He allí una de las mayores claves de su impronta, de la huella que deja Arcadio en su andar, que se expande insoslayablemente tras cada uno de sus pasos: una perspectiva positiva y siempre constructiva.
La experiencia de Carlos Debones evidencia el impacto del liderazgo de Arcadio en la vida de las personas. Carlos comenzó a trabajar como Aprendiz en Abstracta hace 5 años y hoy se desempeña ya como Tester Funcional Ssr Advanced.
“A lo largo de mi recorrido, he sido liderado por diferentes personas, y realmente Arcadio ha marcado una diferencia en mi camino. Siempre me motiva y me ayuda a mirar las situaciones desde un ángulo diferente. Cuando me equivoco, me lo hace saber de modo constructivo, y se pone siempre en mi lugar”, expresó.
“Realiza un permanente seguimiento de mi carrera, me acompaña e impulsa mi crecimiento de un modo que no había vivenciado nunca previamente. Hacemos una revisión activa de mi mapa de ruta, fijamos objetivos y no dejamos de pasar ninguna oportunidad para realizar avances. Esto tiene un gran impacto en mi vida, repercute directamente en mis oportunidades y en mi forma de vivenciar el trabajo cada día”, enfatizó.
La historia de Romina Bernal Romero, tester de software en Abstracta, también evidencia la trascendencia del liderazgo de Arcadio. Nacida en Paraguay, emigró a Uruguay en búsqueda de un futuro mejor para ella y sus hijos, y se halla en juicio para poder llevarlos a vivir con ella al país que la cobijó.
“Arcadio es un líder muy empático. Ha entendido y apoyado cada paso en mi vida personal. Trabajando con él, puedo viajar a estar con mis hijos sin obstáculos, lo cual es vital en mi vida, y tengo flexibilidad horaria para poder estudiar. Confía en cómo elijo realizar mi trabajo”, esbozó.
“Gracias a su confianza, he podido explotar y explayar mi potencial profesional. Su acompañamiento me aporta tranquilidad y me motiva para dar lo mejor de mí en el trabajo y seguir creciendo”, remarcó.
Paso a paso, en 1era persona
¿Con qué rol empezaste y cómo fue tu crecimiento?
En aquel momento no se tenía tanto en cuenta el tema del seniority, al menos no recuerdo que se clasificara. Yo traía conmigo varios años de experiencia, ya era ingeniero, así que me gusta pensar que me tenían como Semisenior o Senior. Al terminar el primer mes, me propusieron reemplazar a una persona que se encargaba de hacer demostraciones y automatizar con la herramienta GXtest. La idea de volver a enseñar me enamoró, y en poco tiempo me convertí en el GXtest Evangelist. Hice demos y capacité a equipos de varias empresas importantes en Uruguay y en otros países.
GXtest me llevó a automatizar por varios años en Presidencia y en el Hospital Británico, en el cual me desempeñé como tester funcional y de automatización con esta herramienta durante 4 años. En febrero de 2020, con la pandemia, me propusieron comenzar a capacitarme como líder y a tomar responsabilidades en este nuevo rol.
Ser líder, sobre todo con la pandemia, ha sido uno de mis mayores retos y un giro en mi carrera. Los equipos pasaron a ser completamente remotos. Y si ya es complicado liderar equipos presenciales, hacerlo a distancia lo es aún más.
¿Qué es el liderazgo para ti?
Si tuviera que elegir una única palabra para sintetizarlo, sin dudas sería “acompañar”. Liderar es tan simple y complejo como eso. Es crear relaciones de confianza y hacer foco en los vínculos, para lograr ayudar a las personas a desarrollarse, a crecer y a potenciarse. Un líder, inevitablemente, se convierte en un referente, porque debe tomar muchas decisiones para acompañar de la mejor manera mientras aportamos valor a los clientes, todo a la vez. Actualmente, lidero personas en diferentes proyectos, es decir que no preciso ser su referente técnico para poder guiar, y los acompaño incluso en lo que va más allá de lo oficial.
¿Por qué quisiste ser líder en Abstracta?
La verdad es que me sorprendió cuando me lo propusieron. Pero nunca fui una persona de quedarme en las gradas, y acepté. Cuando era estudiante, fui vicepresidente de la Federación Estudiantil Universitaria. Allí representaba los intereses de los estudiantes ante la facultad. Luego, como profesor, fui el Secretario General de la universidad completa, con más de 5000 trabajadores. En este contexto, fui el delegado más jóven por La Habana del 20° Congreso de Trabajadores de Cuba. A pesar de todo, no pensé que verían en mí el potencial de líder, y que lo hayan hecho fue un gesto de confianza y reconocimiento muy lindo e importante para mí.
¿Cómo impactó en tu vida comenzar a trabajar en Abstracta?
Ser contratado por Abstracta fue la oportunidad de levantar la cabeza y decir: ¡vamos que tú puedes! No solo me brindó la seguridad de tener ingresos económicos que me permitieran comenzar una nueva vida, sino que implicó una gran tranquilidad para toda mi familia. Esto se tradujo en abrir los ojos para poder soñar con cosas más grandes, tanto en relación al crecimiento profesional como personal. Se tradujo en soñar en familia.
Es innegable el cambio económico: pude comenzar a ayudar a mi familia en Cuba, visitarlos, hacer turismo interno y en otros países, cumplir mis metas y sueños. Una vez dentro de Abstracta, me sentí muy arropado. Me impactó muchísimo el ambiente familiar, lo cercano que eran todos, lo mucho que se disfrutaba trabajar.
¿Qué planes y sueños tienes a futuro?
Este año, con mi esposa cumplimos 15 años de relación y 5 de casados. Tenemos un uruguayito de casi 2 años y otro de pocos meses de nacido; una perrita, que es otra integrante de la familia; y, desde hace poco, una gata adulta que nos comenzó a visitar y ya tiene un collar con mi teléfono. Sin dudas, mi vida gira alrededor de mi familia. Quiero ser el mejor padre del mundo y que mis hijos crezcan sanos, con mucho cariño, oportunidades, libertad, y que sean muy felices.
Profesionalmente, planifico seguir creciendo, no acomodarme a ser líder de testing funcional. Quiero aprender más tipos de pruebas: ya estoy estudiando un poco de accesibilidad, y quiero seguir profundizando en pruebas automatizadas.
Todas las herramientas adquiridas estos años en Abstracta tras mi migración me permitieron transformar el miedo y la inseguridad en un crecimiento personal y profesional invaluable. Me permitieron tener seguridad en mí y en mi camino para liderar, para enseñar, y seguir aportando siempre más, a quienes me rodean y a mí mismo. Sin lugar a dudas, sigue siempre en mí la necesidad de ser relevante, y trascender.
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